Después de una confesión en Europa y una búsqueda incansable, fueron encontrados los restos del padre Darío Valencia Uribe, quien desapareció en extrañas condiciones hace cinco meses en la ciudad de Pereira, tras ser asesinado por un escolta.
Los restos óseos del religioso fueron hallados por las autoridades tras seguir las pistas que dio Julián Eduardo Cifuentes, la última persona que lo vio con vida, cuando fue interrogado en Francia, hasta donde había huido.
Después de más de cinco meses, lo que quedó el padre Valencia Uribe fue encontrado en la tarde de este viernes 20 de septiembre, en una zona rural de Belalcázar, Caldas.
La información fue confirmada primeramente por el abogado Renato Marín, quien decidió asistir a la Diócesis de Pereira, debido a la conmoción que causó la trágica muerte de esta persona que era querida y reconocida por la comunidad.
“Estoy acá en la Diócesis con este tema. Entiendo que esta va a sacar un comunicado acerca del tema”, dijo el abogado Marín a los medios locales.
Posteriormente, por medio de un comunicado oficial, la Fiscalía General de la Nación confirmó el hallazgo de los restos del cuerpo del padre Darío. Así también lo hizo la Gobernación de Risaralda.
“Como parte de las acciones investigativas dispuestas por la Fiscalía General de la Nación, a través de la Seccional de Risaralda, con ocasión de la desaparición del sacerdote Darío Valencia Uribe, un equipo especializado del CTI apoyado por la canina especializada en búsqueda de restos humanos y la participación del Gaula de la Policía Nacional, realizó la diligencia de exhumación de un cuerpo humano en la vereda La Cascada, en Belalcázar (Caldas).
Los restos serán entregados al Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses para avanzar en las labores científicas y forenses que permitan la plena identificación. Al culminar ese proceso se harán las comunicaciones respectivas”, sostuvo la entidad.
Terminaron cinco meses de angustia
El pasado 25 de abril, la familia del padre Darío Valencia Uribe, de 59 años, quedó en total incertidumbre sin saber qué había pasado con su ser querido.
Lo único que se sabía era que ese día fue visto por última vez con Julián Eduardo Cifuentes Gómez, quien, de acuerdo con el abogado Marín, era un escolta amigo del religioso desde hace varios años. Ese día este lo estaba acompañando para vender el carro de Valencia Uribe.
Esto se confirmó por medio de un video de una cámara de vigilancia que registró dicho encuentro. Lo último que quedó en la cinta fue que ambos tomaron un rumbo desconocido en el carro.
Una confesión clave
Tras investigar y atar los cabos de las pruebas que había, las autoridades determinaron que el sospechoso principal de la desaparición del padre era precisamente su amigo, el escolta Julián Eduardo Cifuentes, quien fue el último en verlo con vida.
Pero este se escapó y huyó a Francia, por lo que tras una orden de captura y con ayuda de la Interpol, las autoridades lograron detenerlo en ese país.
Hasta antes de la captura de Cifuentes, el asesinato del cura era una hipótesis de las autoridades, que llevaban meses buscándolo sin rastro alguno.
Tras tener detenido al señalado culpable, el fiscal especializado y el investigador del Gaula de la Policía, viajaron el pasado 8 de septiembre a Francia para interrogarlo.
Según información revelada por El Tiempo, Cifuentes aseguró que él mismo le quitó la vía al sacerdote y que, además, entregó coordenadas de la ubicación del cuerpo de la víctima en Pereira.
Al parecer, el cuerpo del religioso fue abandonado en una zona boscosa cerca de Pereira, luego de que este le propinó varios disparos con arma de fuego, dejándolo sin opciones desde aquel 25 de abril de 2024.
Por eso, tras la confesión de este martes 17 de septiembre, una comisión especial de las autoridades viajó al punto exacto que reveló Cifuentes para corroborar si allí se encontraba el cadáver del padre y efectivamente pudieron darle fin a esta macabra historia.