Con sólo su voz y una guitarra, ‘La Muchacha Isabel’ le ha dado una melodiosa y visible voz a las injusticias que se cometen en contra de los ríos, páramos, campesinos y las mujeres colombianas.
Oriunda de la ‘capital mundial del café’, Isabel Ramírez Ocampo se enamoró de la música por influencia de su madre, Lucena Ocampo, quien todos los días entonaba las letras de Mercedes Sosa y Violeta Parra. Su padre, Víctor Hugo Ramírez, y su abuelo también se sumaban a esos momentos cotidianos de canto.
No obstante, su tía Olga Ocampo le dio otro camino que seguir, ya que ella fue quien le presentó el maravilloso mundo del dibujo y la ilustración. Con un estilo particular de dibujo, comenzó la carrera de Artes en la Universidad de Caldas.
Eso sí, Isabel no descuidó su vocación musical en ningún momento. Su primera vez en un escenario fue con una banda de reggae de la que era vocalista y el furor del público al estar detrás de un micrófono fue el primer indicio de que podía generar emociones en su público.
Polen fue su primera producción discográfica, en la que estuvo “sola con la guitarra y contra el mundo’’, lo grabó con ayuda de amigos y guiada por la intuición e incluye canciones como Pa’l monte y Serpiente. Esta última fue su primera composición y en ella transforma a la mujer en “bruja del agua, del viento que canta y tiembla con la luna” compuso la artista manizaleña.
Sin embargo, los versos que más definen su contundencia a la hora de cantar son: “A mi no me azara su pistola, yo también tengo hambre de matar. Pero a mí esos fierros no me gustan. Yo saco las uñas pa’ pelear” del sencillo No Azara de 2021.
A partir de esta canción Ramírez se ganó el respeto y admiración del público joven, quienes la ve como una Muchacha comprometida tanto con su música como con un mejor país.