Alejandra Garcés Rangel, licenciada en Educación Preescolar, asume la rectoría del Instituto Caldas de Bucaramanga. Ella remplaza a Claudia Lucía Salazar Jaimes, quien deja el cargo luego de liderar durante 19 años el desarrollo de uno de los tres mejores colegios de Bucaramanga en calendario A, según las Pruebas Saber 2023.
Garcés Rangel es especialista en Necesidades Educativas Especiales y viene de desempeñar, desde 2016, el rol de coordinadora académica en el colegio New Port School. Cuenta con más de diez años de experiencia en pedagogía infantil, primera infancia y deportes. Precisamente sobre este último rol es certificada en educación acuática y estimulación temprana, lo que la llevó a fundar una escuela de natación con énfasis en matronatación, estimulación acuática y desarrollo integral del niño.
“Esta es mi casa, volver me ha hecho recordar momentos muy gratos de mi vida profesional. Acá crecí, llegué como practicante y me dieron la oportunidad de ser profesora”, ha dicho la nueva directiva sobre su vinculación, a partir del próximo lunes 5 de febrero, al equipo pedagógico y administrativo del Instituto Caldas luego de su paso, hace 15 años, como licenciada recién graduada de la UNAB.
La rectora saliente estará en funciones hasta el 29 de febrero, mientras se cumple el proceso de empalme con su sucesora, y pasará a gozar de su jubilación. Salazar Jaimes entrega un colegio con 1.000 estudiantes, un proyecto pedagógico cuyo fundamento es la enseñanza para la comprensión, con un posicionamiento entre los diez mejores de Santander y los 100 mejores de Colombia.
Vale recordar que el Instituto Caldas, con más de 70 años de existencia, surgió como esfuerzo cívico dedicado a la juventud. El plantel debe su nombre al primer sabio que registra nuestra historia: Francisco José de Caldas, quien se ocupaba de medir alturas geográficas, inventariar bosques, defender las aguas, estudiar registros astronómicos.
Se trata de uno de los establecimientos educativos más importantes de Bucaramanga, no sólo por los excelentes resultados que muestran hoy sus estudiantes en las pruebas de Estado, sino porque su origen puede considerarse como el hito que marcó el comienzo del fin de un largo período de intolerancia política que tuvo nocivas consecuencias, hasta comienzos de la década de los 50, en muchos campos de la vida nacional, entre ellos, claro está, el educativo.
