El homicidio de la estilista María Angélica Valencia Rodríguez ocurrió el 28 de octubre del 2022 y causó conmoción en el país.
A la mujer la asesinaron, desmembraron y las partes de su cuerpo lo arrojaron al Río Sinú, en Montería. Dos días después, la cabeza de María Angélica la hallaron dentro de una caja de cartón flotando frente al municipio de San Pelayo, en Córdoba.
Ese 28 de octubre, María Angélica salió de su casa, en el barrio Los Garzones, de Montería, pero nunca llegó a su sitio de trabajo. Su pareja, Vladimir José Rojas Arizal, un militar retirado del Ejército, denunció su desaparición.
Cuando encontraron la cabeza flotando de la mujer en el río, las sospechas se volcaron hacia él, pero ya se había ido de la casa, dejando abandonados a sus tres hijos.
Trató de borrar todo tipo de huellas y rastro de los hechos, lavando la casa con cloro y quemando los elementos que usó para cometer el delito; pero los investigadores, en coordinación con el laboratorio regional de criminalística, esclarecieron el feminicidio.
Meses después, en enero de este año, a Vladimir José Rojas Arizal, de 43 años, lo capturaron en el casco urbano del municipio de Valencia, alto Sinú cordobés.
La condena
El Juzgado Segundo Penal del Circuito de Montería dictó una sentencia de 31 años y tres meses de prisión para Vladimir José Rojas Arizal, tras admitir su culpabilidad en el delito de feminicidio agravado.
La Fiscalía asegura que el condenado perpetró el crimen debido a los celos constantes, manifestando violencia física, verbal y psicológica hacia Valencia Rodríguez, a quien consideraba de su propiedad.
En un acto macabro para ocultar el cuerpo, Rojas Arizal desmembró a la víctima y arrojó partes de su cuerpo al Río Sinú, siendo halladas el 30 de octubre en San Pelayo, Córdoba.
Aunque Rojas Arizal se allanó a los cargos durante la audiencia de formulación de imputación, lo que le conferiría una rebaja de hasta la mitad de la pena.
El juzgado también determinó que el condenado no tendrá derecho a subrogados penales como la suspensión condicional de la pena ni la sustitutiva de prisión domiciliaria, debiendo cumplir su condena en un centro carcelario.