En la tarde de este martes, 12 de diciembre, el mecánico Harold Echeverry aceptó ante un juez de Control de Garantías, en Villavicencio, haber asesinado y desmembrado a Michel Dayana González, la menor de 14 años que había desaparecido del barrio San Judas Tadeo, en Cali.
La diligencia judicial se dio luego de que agentes encubiertos del CTI de la Fiscalía lograran el pasado lunes en horas de la tarde su captura, cuando se movilizaba en su moto por las vías de Villavicencio, donde estaba haciendo domicilios para poder reunir dinero y poder huir del país.
Tanto el padre de la menor como la Procuraduría y la Defensoría del Pueblo han pedido que el sujeto sea condenado a la máxima pena y que se le tipifiquen delitos como feminicidio agravado y ocultamiento de material probatorio.
Para penalistas consultados por Q’hubo, al sujeto se le podrían imputar los delitos de homicidio agravado con dolo, además de ocultamiento de material probatorio, toda vez que luego del crimen escondió el cuerpo descuartizado en un baño del taller donde laborara.
Por estos delitos el hombre podría pagar una condena de hasta 40 años y no tendría el beneficio de casa por cárcel ni tampoco podría acceder a una rebaja de pena por tratarse del crimen de una menor de edad.
Pidió limosna
Luego del atroz crimen que habría cometido en el taller de carros donde trabajaba como mecánico, Harold Echeverry salió de Cali rumbo a Villavicencio para huir de las autoridades que lo buscaban como responsable del feminicidio de Michel Dayana González, ocurrido 7 de diciembre en la capital del Valle del Cauca.
Por su captura, que se dio gracias a la llamada de testigos que contaron a las autoridades sobre su paradero, se ofrecían hasta $100 millones de recompensa, lo que además permitió que se conocieron nuevos detalles de lo ocurrido.
Según se ha podido establecer, tras llegar a Villavicencio en su moto, realizó domicilios con el fin de recolectar el dinero necesario para poder salir del país rumbo a Venezuela o a Ecuador, como afirmó el director de la Policía Nacional, el general William Salamanca.
Por no contar con dinero suficiente, pidió limosna, se hizo pasar por indigente y solicitó ayuda a grupos sociales y misioneros para poder tener una habitación en donde dormir hasta ejecutar su plan de fuga, el cual fue frustrado.