En un operativo de control en la calle 33 con carreras 24 y 25 de Bucaramanga, los agentes de tránsito encontraron al ‘papá de los infractores’.
En plena madrugada del sábado los agentes notaron algo extraño en la manera de conducir de un taxista.
Cuando lo requirieron notaron que estaba ebrio pero se negó a tomarse la prueba de alcoholemia.
«Por eso lo requerimos para revisar su documentación y ahí comenzaron las sorpresas», comentó el director de Tránsito de Bucaramanga, Carlos Bueno.
La búsqueda arrojó que tenía la licencia de conducción suspendida por manejar embriagado y aparte de ello tenía multas por más de 100 millones de pesos derivadas de sanciones por manejar ebrio.
De acuerdo con Bueno, «debemos advertir que vamos a utilizar todos los mecanismos legales para evitar que esta persona vuelva a conducir y menos un vehículo de servicio público, porque eso sería poner en peligro a mucha gente que podría ser su hija, su hermano o su amigo».