Es poca la información con la que cuenta la Sijin de la Policía Metropolitana de Bucaramanga sobre el homicidio de Junior Alexander Flórez Sánchez de 26 años de edad, ya que en el sector del barrio Villas de Girardot reinó la ‘ley del silencio’.
Los datos que han podido recopilar los investigadores de la Sijin fueron que en la zona conocida como la ‘Y’ o los ‘Vidrios’ del sector ubicado al occidente de Bucaramanga, la víctima fue atacada con arma de fuego y fue trasladada por la comunidad hasta el Hospital Universitario de Santander, HUS.
El atentado que les costó la vida habría ocurrido a las 6:35 de la noche de este lunes 11 de septiembre, cuando disminuía el fuerte aguacero que se presentó en el área metropolitana de Bucaramanga.
El homicida de Junior Alexander Flórez Sánchez esperó que pasara la tempestad para dispararle mientras caminaba por la carrera 2 con calle 26.
De acuerdo con el reporte forense, recibió tres impactos de arma de fuego: dos fueron directo a la cabeza y uno en el femoral, en la región del muslo.
Cuando la patrulla del cuadrante llegó al lugar solo estaba el lago hemático, que es la sangre de la víctima, y se conoció que lo habían trasladado al HUS en una motocicleta.
Pero los residentes guardaron silencio ante las posibles causas o responsables del homicidio.
“Iniciamos las labores de vecindario y los ciudadanos del sector no manifiestan nada, nos desplazamos hasta el hospital donde nos confirman que una persona había ingresado al servicio de urgencias e identificamos a la víctima”, señaló en el informe la Policía.
El cuerpo del ciudadano venezolano fue trasladado a Medicina Legal de Bucaramanga donde se espera la presencia de sus familiares para que le brinden la sepultura.
Aunque en el sector reinó la ‘ley del silencio’, las autoridades no descartan que el homicidio esté asociado a ajustes de cuentas por el control del tráfico de estupefacientes.
Villas de Girardot es una de las zonas que ha sido tomada para la expendio de estupefacientes ya que por su ubicación en zona de escarpa, no permite los controles permanentes de las autoridades.
En este lugar también se han presentado inconvenientes por la caída de árboles ya que antes de convertirse en un asentamiento humano era una zona protegida por la autoridad ambiental.
