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‘Es la economía, Petro’: Balance a un año de un gobierno turbulento y volátil en Colombia

El primer año del primer gobierno de izquierda en Colombia se caracterizó por vaivenes económicos. Positivo, el mercado laboral; negativo, alta volatilidad y mucho gasto fiscal. Analistas y académicos dan su calificación: 2,68 sobre 5.

Hoy se cumple un año desde que Gustavo Petro llegó al poder Ejecutivo de Colombia, en medio de expectativas por su discurso de cambio que llenó de esperanza a sus electores y de reticencias entre algunos sectores políticos de derecha por ser el primer presidente de izquierda que sube al Palacio de Nariño.

En estos 365 días, la economía se convirtió en el ‘caballito de batalla’ para este Gobierno, por sus intenciones de reformar el mercado laboral, el sistema pensional, la salud, el agro con sus tierras y el sector minero energético.

Petro acude a una narrativa de descarbonizar la economía, criticar al capitalismo como modelo económico fracasado, darle más poder a organizaciones populares y comunitarias mediante el cooperativismo, y agrandar el gasto social hacia los más desfavorecidos. Mientras que gremios, empresarios y líderes de opinión le critican su incapacidad de traducir su discurso en hechos efectivos, lograr consensos y ahuyentar la inversión.

Las variables macroeconómicas del país evidencian un panorama variopinto a lo largo de este año. Para empezar, un dólar tan volátil frente al peso colombiano, con variaciones de hasta $100 en un día, que tocó el techo de los $5.000 para noviembre del 2022 y bajó a principios de agosto a $3.900. También una inversión extranjera al alza, que en junio reportó el segundo mayor registro en la historia con 1.728 millones de dólares. De hecho, las cifras muestran un primer semestre que sorprendió a muchos, para una suma de 7.790 millones de dólares, 27 % más que en el mismo periodo del 2022.

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Lo más paradójico de este asunto es que la mayor parte de los recursos que llegan a Colombia son para los sectores petrolero y minero, mientras que el discurso de Petro va en contravía, con su narrativa de ‘cerrarle la llave’ a los combustibles fósiles, acelerar la transición energética, prescindir de los contratos de exploración y ‘montársela’ con más impuestos, como quedó en su reciente reforma tributaria.

Luego está el efecto de una inflación creciente, en especial la de alimentos, que llegó a su techo en marzo con una variación anual de 13,34 %, y luego se ha visto una desaceleración en la presión inflacionaria, con un consumo de los hogares en claro descenso en comparación con años anteriores. Además, hay un panorama desalentador en las exportaciones que completó en junio siete meses de caídas y en ese mes la contracción fue de 27,5 %.

Hay, eso sí, un mercado laboral esperanzador que bajó a un dígito en su tasa de desempleo (9,3 %) y un total de 22,56 millones de personas ocupadas para junio. Solo en el último año se crearon 383.000 puestos de trabajo, según el Dane.

También se presencia una economía en tendencia a la baja, como lo muestra el Indicador de Seguimiento a la Economía (ISE) y el PIB trimestral. Por ejemplo, el ISE para abril y mayo, al igual que la última encuesta de industria y comercio, sugieren que la desaceleración de la actividad económica en el segundo trimestre es mayor a la prevista, lo que es motivado por una menor actividad minero energética.

Asimismo, hay un elemento dentro de la política macroeconómica con el Petro que ‘coquetea’ mes tras mes, o como dice el dicho popular: ‘está jugando con candela y se puede quemar’. Se trata del aumento exagerado del gasto público. Ya hay preocupaciones por las cifras del déficit fiscal, es decir, los ingresos menos el gasto, de acuerdo con el Comité Autónomo de la Regla Fiscal.

Por ejemplo, la reciente presentación del Marco Fiscal de Mediano Plazo evidenció cierto deterioro para el 2024, porque se consideran ingresos coyunturales (gestión de la Dian con pleitos y arbitramentos) para financiar gasto estructural y porque no se ha estimado, por el lado del gasto, el impacto de las reformas que se debaten en el Congreso, en especial la de salud y la pensional.

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Así las cosas, ya se estima una deuda externa para el 2024 por el orden del 59,7 % del PIB, cifra muy superior al 49,3 % del 2018, según el Departamento Nacional de Planeación (DNP). Paralelo a esto, hay un afán del Gobierno en cerrar el déficit del Fondo de Estabilización de Precios del Combustible (Fepc), porque le aseguraría un menor gasto de hasta $40 billones anuales, dos veces la última tributaria, y le liberaría más recursos de su caja para financiar sus proyectos y programas de gobierno.

Y sobre las reformas, hay que recordar que el proyecto de ley de salud tal como está en segundo debate en plenaria de la Cámara costaría $6,7 billones adicionales al año en promedio, durante la próxima década. Esto equivale al 0,4 % del PIB.

Un gobierno de izquierda ambicioso con reformas sociales y momentos simbólicos, pero con cuentas pendientes en su primer año por escándalos seguidos, tensiones políticas y desconfianza económica.

Mientras tanto, la iniciativa de reforma pensional se llevaría hasta tres puntos del PIB de manera permanente, si obliga el traslado a Colpensiones del 80 % de las cotizaciones y 90 % de las personas afiliadas hoy al sistema.

De esta manera, la economía ha sido el centro del trasegar del Gobierno Petro en su primer año. Por eso, ciudadanos, académicos y medios se han interesado en hacerle seguimiento. Como se dijo en 1992, en plena campaña electoral para la Presidencia de Estados Unidos: “Es la economía, estúpido”, que luego se convirtió en un dicho para llamar la atención de la importancia de temas económicos en discusiones y reflexiones.

Y para hablar de economía y tras este repaso anual, Vanguardia les presenta un análisis de la realidad económica colombiana en el primer año de Gobierno de Gustavo Petro, con aportes de economistas y académicos.

Lea también: Colombia fija su posición para salvar la selva, en Cumbre Amazónica de Brasil, ¿cuáles son las propuestas?

Desconfianza en el sector privado

Catherine Pereira, decana de la Escuela de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad de La Sabana, califica el primer año de Petro con 3,9 sobre 5, “porque más allá de las cifras, se percibe la desconfianza ideológica del Gobierno en el sector privado. Esto impacta la toma de decisiones de inversión que afectaría indicadores de actividad económica en 2024”.

La académica resume estos primeros 365 días como una administración con políticas claras que promueven la formalidad del empleo y poca claridad sobre metas en procesos de la transición energética y porcentaje de oferta de energía con fuentes renovables.

‘Es la economía, Petro’: Balance a un año de un gobierno turbulento y volátil en Colombia

“El Gobierno debe ser más claro sobre las prioridades de la política fiscal en materia de gasto en unos sectores más que en otros, a la luz de su impacto en el desarrollo económico y en el Marco Fiscal de mediano plazo. Esto es especialmente importante en un año en el que es posible que las metas de recaudo tributario no se cumplan como se tiene previsto”, advierte Pereira.

Para ella, un aspecto positivo del primer año del Gobierno Petro son las estadísticas de aumento del empleo femenino.

Falta claridad en elementos fundamentales

Mateo Rivera Arbeláez, economista con especialización en Estadística de la Universidad Nacional y maestría en Economía de la Eafit, rereconoce que, por el momento, la economía colombiana sigue en terreno positivo. Sin embargo, se espera que el crecimiento para 2023 y 2024 sea más moderado en comparación con los años anteriores.

“Se destaca el buen desempeño del mercado laboral y la convergencia de la inflación. No obstante, aún persiste el problema de fondo de las reformas estructurales necesarias para incrementar los niveles de productividad con el fin de generar un crecimiento económico a largo plazo”, considera Rivera.

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Según el analista económico, es preocupante la falta de claridad en algunos elementos fundamentales, como la transición energética, el manejo de las finanzas públicas y la estabilidad para las empresas. Por eso, Rivera le da una calificación a la administración del Gustavo Petro de 1 sobre 5.

Punto positivo: reducción del subisidio a gasolina

Julio César Romero, economista jefe de Corficolombiana y MBA con experiencia en los sectores financiero y de petróleo y gas, explica que en un año de la Presidencia de Gustavo Petro, Colombia experimenta una economía que está desacelerando su crecimiento, pero que no es exclusivo del país, pasa a nivel mundial.

“Durante este gobierno se han profundizado unos temas como el aumento en la prima de riesgo, el alza de la inflación, que fue superior a otros países de Latinoamérica y eso pues termina traduciéndose en un mayor costo financiero para las empresas y golpeó el gasto de los hogares. Esos dos componentes: gasto de hogares e inversión están afrontando un entorno más difícil, que podrían estar asociados a la incertidumbre que hemos vivido por temas políticos”, detalla Romero.

‘Es la economía, Petro’: Balance a un año de un gobierno turbulento y volátil en Colombia

El economista agrega que, si se compara a Colombia con sus pares latinoamericanos, tiene una de las inflaciones más altas por el efecto de la tasa de cambio, en la medida en que se encareció el costo de bienes importados e insumos para la industria.

Para el economista jefe, un punto positivo de este gobierno es el aumento en los precios de los combustibles, “tras haber tomado la decisión y asumido el costo político de reducir el subsidio a los precios internos de la gasolina y el diésel para aliviar la presión fiscal que está en el Fondo de Estabilización de Precios”.

Esto contrasta, de acuerdo con el analista, con el manejo de las cuentas fiscales del Ministerio de Hacienda, debido a que preocupa el nivel de gasto público para el 2024 en el presupuesto que se presentó, que va al límite de lo que permite la regla fiscal, aunque permite un déficit de 4,5 % del PIB y así lo prevé el Gobierno.

Es un gobierno que se ‘rajó’ en materia económica

La doctora en Administración Isabel Cristina Rincón, decana de la Facultad de Ciencias Económicas, Administrativas y Contables de la Udes, hace un balance con una calificación de 2 sobre 5 y considera positivo su enfoque en las regiones más olvidadas, pero en las variables macroeconómicas no le va tan bien.

“Si revisamos el PIB, inflación, desempleo y balanza comercial, considero que es un gobierno que se ‘rajó’. Es un año sin muchos avances en el crecimiento económico”. Expresa que los empresarios tienen mucha incertidumbre para invertir, “venimos de una tributaria que los golpeó”, y ahora con una laboral, que se presentará, que genera dudas.

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Advierte el mal momento que pasa el comercio internacional por el fuerte impacto al sector minero energético que representa el 60 % de las exportaciones. Y critica la dinámica del mercado laboral porque, aunque la tasa de desempleo cae, la generación de puestos se concentra en los independientes. “Esto va unido a la informalidad y al trabajo por cuenta propia, lo que significa que la gente se cansa de conseguir empleo formal y se va por el camino del rebusque o del emprendimiento, lo que se llama la economía popular”.

Se le aplaude el manejo de política monetaria

Helio Fernández Aranda, magíster y coordinador de Investigación de la Escuela de Economía Administración y Negocios de la UPB Bucaramanga, reconoce que el presidente Gustavo Petro recibió en el 2022 una país cuya economía estaba golpeada por la pandemia y en desaceleración por el alza en las tasas de interés y la inflación, así como la herencia del Gobierno Duque del déficit del Fondo de Estabilización de Precios de Combustible.

“Un año después, el actual gobierno ha hecho más ruido, producto de sus escándalos y polémicas, que desataron una crisis política e institucional, así como la inestabilidad de su gabinete ministerial. Esto se da de forma paralela a la proyección de reducir el déficit fiscal de 5,3 % en el 2022 a 4,3 % en el 2023”, sostiene el académico y lo califica en 2,5 sobre 5.

‘Es la economía, Petro’: Balance a un año de un gobierno turbulento y volátil en Colombia

Fernández advierte que hay un impacto a la deuda pública, luego de que la Tasa Representativa del Mercado rompiera la barrera de los $5.000, “aunque apenas hasta hace un mes nuestro peso empezó a apreciarse frente al dólar. Sin duda alguna hace que los préstamos obtenidos en el exterior sean más caros y el déficit aumente”.

Añade que hoy la inflación empieza a disminuir, aunque no al ritmo que se espera, “pero se le aplaude el manejo de política monetaria que siempre ha estado en la misma línea de la política monetaria de países como Estados Unidos”.

Este Gobierno no da señales de austeridad

Álvaro Vargas Villamizar, economista, magíster en Economía y Desarrollo y docente en la Unab, le pone una nota de 4 sobre 5 al primer año del Gobierno Petro, a pesar de que en los primeros meses de administración se generó mucha incertidumbre y generó choques en la economía, pero las expectativas se estabilizaron con el tiempo por las señales en el Plan Nacional de Desarrollo.

“Como positivo resalto la reducción en la tasa de desempleo y al alza de la ocupación en medio de un contexto de altas tasas de interés y menor ritmo empresarial, así como corrección del precio del dólar en el país en las últimas semanas”.

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Para el profesor universitario, este gobierno tiene debilidades económicas como el alto gasto público, luego de una reforma tributaria cargada de más impuestos y generó un clima de poca confianza entre el tejido empresarial. “Esta administración no ha dado señales de querer tener una política de austeridad y esto afecta el déficit fiscal”.

Otra debilidad, según Vargas, es el poco cambio en indicadores sociales como desigualdad y pobreza. “Se esperaban políticas más contundentes para mejorar estos aspectos, aunque un solo año es un periodo corto para ver resultados significativos”.

Un tercer elemento que preocupa, de acuerdo con el economista, es la política de no exploración de hidrocarburos a corto plazo, teniendo en cuenta que Colombia depende, en gran medida, de estas divisas vía exportación de petróleo.

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