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“Nos encadenaron manos, pies y cinturas”: colombianos deportados de EE. UU.

A su llegada a Bogotá, varios connacionales hablaron sobre las prácticas discriminatorias que sufrieron en ese país. Hoy continúa el retorno de colombianos.

Algunos de los 209 migrantes colombianos que retornaron al país en un vuelo procedente de EE.UU. este miércoles, luego de haber sido deportados, denunciaron en el aeropuerto El Dorado de Bogotá las presuntas prácticas discriminatorias que sufrieron por las autoridades de ese país.

Las acusaciones ocurren luego de la polémica surgida la semana pasada por la suspensión temporal de los vuelos y la denuncia de supuestos tratos denigrantes hacia los migrantes.

“Yo pretendía pasar por los Estados Unidos para llegar a Canadá”, señaló Mabel, una mujer colombiana de 33 años, quien explicó que sufrió un “trato inhumano” en un centro de detención migratoria en Texas, antes de ser deportada a su país.

Según su relato, les obligaron a entregar sus pertenencias, no les permitieron bañarse ni cepillarse los dientes y las comidas que les proporcionaron se encontraban en mal estado.
Mabel lamentó “la falta de oportunidades para exponer su caso” al Gobierno estadounidense y afirmó que sufrieron “una discriminación horrible”.

“Nos encadenaron las manos, pies y cinturas”, dijo la colombiana, quien señaló que los oficiales la acusaban de “llevar cocaína” al país norteamericano.

La deportada explicó que salió “huyendo” de Colombia por “el reclutamiento de menores en el departamento del Tolima” por cuenta del conflicto armado, situación que pondría en riesgo a sus cuatro hijos.

MEJORES OPORTUNIDADES

Por otro lado, Jerson, un colombiano que viajaba con su esposa y sus dos hijos menores de edad desde Bucaramanga, dijo haber sufrido maltratos y violaciones a sus derechos humanos durante su intento de cruzar de México a Estados Unidos en busca de “mejores oportunidades”.

Según su testimonio, las autoridades estadounidenses los enviaron a una cárcel y dividieron a su familia. Allí los mantuvieron bajo vigilancia las 24 horas del día y les impidieron dormir al mantener unas luces encendidas.

Además, el hombre afirmó que a él y a su hijo les proporcionaron ropa interior femenina.

Jerson aseguró que su intención era buscar un futuro mejor para su familia, pero que la realidad que vivieron fue una mentira. A pesar de las dificultades que enfrenta en su país natal, afirmó que no volvería a intentar ingresar a Estados Unidos y que continuará trabajando como carpintero en Colombia.

A su llegada a Colombia, Mábel, Jerson y otros deportados recibieron un refugio temporal para bañarse antes de regresar a sus respectivos departamentos.

“Prestamos asistencia a 209 connacionales en condiciones de vulnerabilidad”, señaló la Cancillería de Colombia en su cuenta de Twitter, que destacó que están haciendo “gestiones de caracterización” y apoyando la atención humanitaria en coordinación con otras entidades nacionales.

La Cancillería señaló que, a través de sus consulados en Houston y Los Ángeles, está realizando visitas a los centros de procesamiento de migrantes para verificar la condición de retención de los ciudadanos colombianos y conocer sus necesidades inmediatas.

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