Un día de terror vivió el 31 de octubre del año pasado, don Emiro Pabón Mora de 60 años de edad. Un adulto mayor que reside en la vereda San Benito, de El Playón.
El hombre se dedica a atender un negocio de su propiedad en esta zona rural de Santander.
Hace cinco meses el sobrino de su esposa, de 25 años de edad, le propinó una herida en el hombro derecho con un machete por negarse a venderle más cerveza.
De acuerdo con el testimonio de una hija, el sujeto ya le había pedido cinco cervezas y don Emiro le manifestó que antes de darle otra bebida debía pagar las que ya había consumido.
“A pesar de que es allegado a la familia, sabemos cómo es su comportamiento y mi papá le manifestó que primero le pagara, porque desconfiaba de que se fuera sin cancelar y su sospecha era cierta”, dijo la hija.
Pero por cobrarle lo consumido, el sobrino de la esposa tomó un machete y lo agredió en el hombro derecho con el arma cortopunzante.
“Le dijo con esto es que le voy a pagar, viejo yo no se qué, y le pegó el ‘machetazo’ en el brazo. Mi papa cayó al piso, sangraba mucho y el tipo ese se voló, no pagó la cuenta y por poco mata a mi papá. Si le hubiera alcanzado la cabeza hubiera sido una tragedia para nosotros”.
El adulto mayor fue remitido al Hospital de El Playón y por la gravedad de las heridas trasladado al Hospital Internacional de Colombia, allí lo suturaron con 10 puntos.
Después de estar hospitalizado por varios días y tras su recuperación recibió solo 15 secciones de terapia.
Sus familiares aseguran que ha perdido la movilidad en el brazo derecho lo que le dificulta atender el negocio con el que ha sacado adelante a sus seres queridos.
Pero lo que además denuncian sus seres queridos es que pasaron cinco meses y el responsable de la brutal agresión no ha comparecido ante la justicia, el caso está en manos de la Fiscalía.
“Hemos vuelto a Bucaramanga pidiendo justicia. Ha pasado todo este tiempo y él sigue libre sin que haya comparecido ante la justicia, lo peor es que ya había apuñalado a otra persona de la vereda y sigue como si nada. Mi papá le daba la mano y así le pagó”, señaló la hija del adulto mayor.
