El café, uno de nuestros productos más icónicos, orgullo también de Santander, es una de las bebidas más versátiles, capaz de conquistar cualquier paladar.
Y es con este producto que Oscar Quintero cumplió su sueño llevando a cabo su idea: tener un café, un punto físico de la bebida, en Estados Unidos.
“Mi madre ha vivido en este país durante 20 años. La visitaba cada año, pero la pandemia me llevo a hacer una pausa en mi vida y a reorganizar todo. Con mi familia decidimos hacer un cambio total a nuestras vidas y concluimos que un cambio real lo haríamos viviendo en otro país. Nos decidimos por Estados Unidos porque ya nos era familiar y este país nos presentaba nuevas oportunidades”, cuenta Oscar en entrevista con Vanguardia.
Oscar migró a Estados Unidos con una VISA L1 que es algo como una visa para empresarios.
Esta visa le condicionó para tener su propio negocio y permanecer de manera legal en ese país.
Unos meses antes de viajar a Estados Unidos, Oscar se asoció con Camilo Méndez, un amgio que había desarrollado en Bucaramanga la idea d eun “COF&”, un modelo de negocio basado en bebidas de café “especial santandereano”.
”En Colombia COF& no tiene cafés propios, entonces con Camilo decidimos emprender con nuestras propias tiendas de café “COF&” en Estados Unidos, aprovechando la fortaleza que tiene el café colombiano a nivel mundial y, más aún, la nueva tendencia de consumo de cafe “especial” a nivel mundial”.
Actualmente COF& es un modelo de negocio accequible para empresarios que quieran migrar a Estados unidos.
Así es la vida en Estados Unidos
Oscar Quintero vive en Bellingham, a una hora de Seattle, famosa por ser la ciudad natal de Kurt Cobain y lugar de origen de grandes bandas, en el estado de Washington.
“Este es uno de los estados más lejanos con respecto a Colombia: estamos a solo 30 minutos de la frontera con Canadá”, cuenta Oscar.
”Vivir en este país y más aún en este estado es un cambio total. El clima es diferente, la cultura es diferente, el idioma, la comida, la ropa, todo es totalmente diferente”, explica: nada como otras ciudades más al sur, donde se habla español casi tanto como en inglés.
”Se trabaja bastante. Hay que ser rentables todo el tiempo, no hay espacio para no serlo porque la vivienda es muy costosa, es la mayor obligación mensual que se tiene”, explica Oscar.
El arriendo de una casa cuesta alrededor de los 2.000 dólares: al cambio de hoy, unos 9’687.860 de pesos colombianos.
Dice que la comida es relativamente accesible y que la educación, el transporte, la comida escolar y servicios de salud para los menores de edad es gratuito.
”Lo que he sentido que me ha afectado de manera negativa es la oscuridad en invierno: a las 4:00 p.m. ya está oscuro y eso hace que los días sean muy cortos y el ánimo baje. Pero se compensa en verano, cuando hay sol hasta las 11:00 p.m. El estado anímico es como una montaña rusa durante el cambio de estaciones”, narra.
En general, Seattle es frío y nublado durante gran parte del año, pero está lleno de naturaleza, tanto, que es conocido como el estado “Evergreen
(“siempre verde”), con grandes montañas llenas de pinos, nevados, lagos.
“Por las calles de la ciudad, entre los barrios, transitan venados, conejos, ardillas y todo tipo de animales debido al respeto y cuidado de estos y de su hábitat. Ha sido muy agradable”, explica Oscar.
La comida, señala, ha sido uno de los grandes cambios: el sabor más latino que ha probado es el mexicano: “no hay nada que se le parezca a la comida colombiana”.
La comunidad Latina
A nivel cultural, Oscar cuenta que la comunidad latina es pequeña y convive con un 90 % de estadounidenses. Por supuesto, se habla inglés.
Asegura que sus vecinos son inclusivos, no hay racismo ni xenofobia o cualquier tipo de rechazo por ser de otro país o ser de un pensamiento o creencia diferente.
Explica que existe una cultura del “cuidado por la naturaleza, el reciclaje, el apoyo a la industria local” y esa ha sido una de las mejores experiencias que ha vivido en esta sociedad tan multicultural, donde hay comunidades rusas, indias, asiáticas y mexicanas.
“Un dato curioso es que la comercialización del canabis y productos derivados es legal en este estado”, indica.