“El mercado local hoy se está enfrentado a la reconfiguración de la conducta de los individuos causado por un ambiente de incertidumbre”, dice Catalina Fajardo, socia de Bain & Company.
La preocupación por el aumento del costo de vida, según el estudio, responde a coyunturas económicas, como la inflación, que en 2022 cerró en 13,12%, y que se ha visto reflejado en sectores como alimentos (74 %), energía doméstica (47 %), productos de cuidado personal (45 %), restaurantes (43 %) y transporte (43 %).
Además, que debido al aumento del costo de vida, el 76 % de los colombianos reducirán o planean reducir sus gastos, sin descontar que también ha llevado a una mayor preocupación por el bienestar financiero de los consumidores (74%), el de sus seres queridos (74%) y connacionales (68%).
“También hay una responsabilidad de la empresa privada y del sector público. Hay un desafío importante tanto para las compañías como para el sector público. El aumento en los precios al consumidor puede desencadenar una recesión económica”, aseguró Fajardo.
Cabe recordar que el costo de vida en Colombia finalizó 2022 en 13,12%, siendo el más alto desde marzo de 1999. Con este dato entregado por el Dane para el pasado mes de diciembre, se confirmó que la inflación sigue muy por encima de la meta fijada por el Banco de la República, que es del 3%. De ahí que las familias sientan que cubrir sus necesidades básicas demande un mayor esfuerzo financiero.
Las divisiones de gasto que más presionaron el bolsillo fueron: alimentos (27,81%), restaurantes y hoteles (18,54%), artículos para el hogar (18,25%), bienes y servicios diversos (13,09%) y transporte (11,59%).
Medellín fue una de las tres ciudades que finalizó el año pasado con un aumento inferior al promedio nacional en el costo de vida. En la capital antioqueña el Índice de Precios al Consumidor (IPC) se ubicó en 12,75, solamente Bogotá (12,35%) y Manizales (12,61%) tuvieron una inflación inferior.
De otro lado, las ciudades con el mayor incremento en el IPC estuvieron encabezadas por Cúcuta (16,34%), Sincelejo (15,83%) y Valledupar (15,53).
“Dentro de los componentes de alimentos hay varios por resaltar, uno de ellos es la carne de res. Hasta antes de la pandemia tenía unos niveles bastante estables en los precios y es allí cuando empezamos a ver una tendencia bastante creciente, hasta hace más o menos un año. Y este año tenemos tendencia a la baja, pero todavía con niveles de precios muy altos, que no veíamos desde 2016”, indicó la directora del Dane.