Palermo es uno de los barrios más recientes en construcción de Piedecuesta. Las primeras casas surgieron hace 16 años. Hoy, ya cuenta con más de 5.000 habitantes, que no cambian este sector por ninguno. Su tranquilidad, las zonas verdes y su envidiable clima ha generado un sentido de pertenencia por quienes residen acá.
Elsa Vanegas, una de las primeras habitantes de este sitio, señala que este sitio es un ‘paraíso’ para quienes han sacado adelante a sus familias. La mayoría de habitantes de este sector son propietarios de las viviendas.
Jaime Figueroa, actual presidente de la Junta de Acción Comunal, contó que los lotes de este sector fueron comercializados por la constructora HG.
La mayoría de estos terrenos estaban avaluados entre 10 y 36 millones de pesos, según fue pasando el tiempo.
Tienen el barrio como una tacita de té
El esfuerzo por conseguir su propia vivienda los ha unido como comunidad. Por lo que estos vecinos siempre están velando por sus parques, los árboles y jardines.
Martha Carvajal, una de las habitantes más preocupadas por la estética del barrio, se levanta todos los días a eso de las 8:00 a.m., a barrer enfrente de su cuadra y a velar por los animalitos que no tienen casa.
“Uno debe tener sentido de pertenencia y cuidar el barrio en donde uno reside”, explicó la mujer.
Sus jardines también están muy bien cuidados. Con flores vistosas que saben adornar el lugar.
Ahora son edificios
Aunque en principio las viviendas eran casas de máximo dos pisos, ahora los propietarios han optado por convertir sus lotes en edificios que alcanzan hasta las seis plantas.
De los 350 lotes que están construidos en el barrio, quedan apenas cinco casas. El resto son edificios. “Aquí las personas vieron una oportunidad de negocio: vender apartamentos”, agregó Figueroa.
La popular carrera 4
El aumento de habitantes y de locales, ha hecho que Palermo se convierta en un barrio bastante comercial. La carrera 4 se ha convertido en un paseo de restaurantes, supermercado, montallantas, panaderías, comidas rápidas y hasta la venda de los famosos esponjados.
“Vivir en Palermo es renunciar a la dieta”, señaló Elsa Vanegas, quien está segura que en este barrio se encuentra la mejor comida de Piedecuesta.
Las empresas que se han fortalecido en el sector han sido de ayuda para que Palermo crezca. “Los comerciantes han apoyado las actividades que hemos hecho en el barrio para mejorar los espacios”, contó el líder comunal.
Lo cierto es que este remanso de paz, goza de gente trabajadora, que le gusta cuidar su lugar y que disfrute de la compañía de personas ‘berracas’, que se han esforzado por conseguir sus propias viviendas.
Un refugio para los gatitos
Martha Carvajal, una de las vecinas del sector, diseñó con una cajita de madera y algunos cojines, un albergue para los gatitos que no tienen casa. Esta mujer dejó al aire libre esta construcción para que cualquier ‘animalito’ que quiera encontrar calor, pueda usarlo. Esta ‘buena samaritana’ también les dejó recipientes con agua y comida, para que también puedan satisfacer estas necesidades. “Ellos merecen amor y cuidado, por eso les he dejado esa casita ambulante, para que la usen”, señaló la mujer.
La primera tienda
Sí hay algún lugar que frecuenten más quienes viven en Palermo, es la Panadería del barrio: Marsella Real. Desde hace seis años, esta empresa familiar llegó al sector y ha conquistado el paladar de a quien le gusta el buen pan. “Este barrio es muy bueno para la compra del pan. Don Pablo Cáceres estableció la panadería aquí y le ha ido muy bien. Tanto que abrimos durante toda la semana”, contó uno de los empleados.
